
Hay bandas que sobreviven al paso del tiempo. Y luego está Texas: un grupo que no solo resiste, sino que se reinventa, sorprende y sigue emocionando a públicos de todas las edades. Nacidos en Glasgow pero con alma sonora anclada en el sur de Estados Unidos, Texas es uno de esos proyectos musicales difíciles de encasillar: soul blanco, pop elegante, actitud rockera y una sensibilidad melódica que atraviesa décadas sin perder frescura.
Aunque el nombre nos lleva directamente a la calidez de la América profunda, la historia comienza en Escocia en 1986, cuando el bajista Johnny McElhone, con pasado en Altered Images y Hipsway, decide fundar una nueva banda con una visión global. La pieza clave llegó con Sharleen Spiteri, una vocalista con una de esas voces capaces de romper corazones, con una personalidad escénica imponente y un registro emocional que desarma. El debut llegó en 1989 con “I Don’t Want a Lover”, una canción que rápidamente escaló en las listas británicas y cruzó el Atlántico para marcar presencia en EE.UU., todo gracias a una fórmula irresistible: guitarras slide, melodías envolventes y un groove que no sabías que necesitabas hasta que lo escuchaste.
Tras un par de discos más experimentales como Mothers Heaven y Ricks Road, que si bien no repitieron el éxito comercial inicial, ayudaron a afinar la identidad de la banda, llegó el momento de quiebre con White on Blonde en 1997. Aquí todo hizo clic: las canciones, la producción, el estilo. Fue un álbum que marcó una era y definió el sonido moderno de Texas. Hits como “Say What You Want”, “Black Eyed Boy” o “Put Your Arms Around Me” dominaron las radios y los rankings. El grupo supo abrazar el soul moderno, el pop con clase y una sofisticación sónica que los convirtió en referentes de la música británica.
Pero Texas no se quedó ahí. Siempre atentos a lo que ocurre a su alrededor, sorprendieron al mundo con una colaboración que parecía impensada: un remix de “Say What You Want” junto a Method Man y RZA del Wu-Tang Clan. Contra todo pronóstico, funcionó como un tiro. Fue un cruce de mundos tan fresco como natural, uniendo el soul escocés con el flow neoyorquino. Años después, repetirían la jugada con “Hi”, esta vez junto a Ghostface Killah, demostrando que la buena música no entiende de etiquetas ni geografías.
Esa capacidad camaleónica de Texas, de adaptarse sin perder su esencia, los ha mantenido vigentes durante más de tres décadas. Su discografía está llena de matices: desde los grooves elegantes de The Hush y Careful What You Wish For, hasta la introspección sofisticada de Red Book o los destellos disco-pop de Jump on Board. Sharleen Spiteri también exploró su camino solista, pero Texas nunca se fue del todo. En 2023, publicaron The Very Best of 1989-2023, un repaso a su legado que confirma lo que muchos ya sabíamos: pocas bandas han sabido construir una carrera tan coherente, rica y diversa.
Y cuando parecía que ya lo habían hecho todo, deciden volver a las raíces del soul grabando en el mítico FAME Recording Studio de Muscle Shoals, Alabama. El resultado fue The Muscle Shoals Sessions, un álbum lanzado en 2024 donde reimaginan su repertorio con el toque crudo y emotivo del soul sureño, acompañados nada menos que por el legendario Spooner Oldham. No es un disco de grandes hits, es una declaración de principios: Texas está más vivo que nunca y sigue buscando nuevos caminos sin perder su identidad.
Por eso, cuando supimos que Texas tocará este año en el festival Starlite Occident Marbella, no pudimos evitar emocionarnos. Porque ver a esta banda en directo no es solo asistir a un concierto: es presenciar historia musical con clase, emoción y una energía que no se agota. Desde Glasgow a Alabama, de los noventa al presente, Texas sigue siendo sinónimo de calidad, versatilidad y alma.
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